domingo, diciembre 17, 2006

 

1. los fumadores de Yalta

En febrero de 1945 la segunda guerra mundial se acercaba a su epílogo, al menos en el escenario europeo. Norteamericanos e ingleses se abrían paso en Francia y subían por Italia, mientras que el general Zhukov, desde el este, estaba a cuarenta millas de Berlín. En Yalta se reunieron los tres jefes aliados, Franklin Delano Roosevelt, Winston Churchill y José Stalin. Los tres eran fumadores; Roosevelt fumaba cigarrillos, Churchill fumaba cigarros y Stalin fumaba en pipa.
La cuestión puede parecer anecdótica, hasta banal. Pero empieza a intrigar cuando se descubre que los dos jefes nazifascistas que estaban por ser definitivamente derrotados, Adolf Hitler y Benito Mussolini, eran en cambio no fumadores, más aún, eran antifumadores fanáticos.

La segunda guerra mundial fue combatida por decenas de millones de personas fuertemente motivadas, dispuestas a dar su vida por una causa. Este fuerte contenido ideal no es algo fácil de conseguir; si no pregúnteles a los norteamericanos qué les pasó en Vietnam, en Somalia o en Iraq. Las mentiras pueden motivar por poco tiempo, pero las guerras se combaten cuando la gente siente que tiene que morir o matar para adquirir o conservar algo que desea ardientemente. ¿Qué motivaba a los combatientes aliados?. La libertad y la democracia, las dos cosas entendidas en un sentido muy concreto. Por libertad se entendía el derecho de disponer de la propia existencia, de afirmar la propia identidad, en el terreno político, social y cultural. Pero también y sobre todo el derecho de elegir o inventar el propio estilo de vida, sin interferencias del Estado. La democracia era el lógico complemento de esta libertad: si tenemos el derecho de ser distintos no podemos ser gobernados como una unicidad orgánica, nuestra forma de gobierno tiene que ser una “cámara de compensación” entre diversidades.

¿Qué motivaba a los combatientes nazifascistas? Los principios casi simétricamente opuestos. La individualidad disuelta en el ser colectivo de un Estado elevado a único sujeto de la vida y de la historia, encarnado en la persona del Führer. La política, la sociedad y la cultura reducidas a atributos de este sujeto único universal. El totalitarismo como forma institucional que considera criminal toda diversidad.

El estilo de vida era uno de los campos principales de esta batalla entre principios irreconciliables. Para los nazis el estilo de vida tenía que ser uno solo, el preconizado por el Estado: “Nuestro cuerpo pertenece a la Nación, nuestro cuerpo pertenece al Führer, tenemos el deber de ser sanos” (Robert Proctor, The nazi war on Cancer, cap. 5). Este principio legitimaba un gran número de tropelías: la reclusión y el asesinato en masa de los judíos, a quienes el régimen había convertido en paradigma de la diversidad, de los gitanos, de los homosexuales, de los socialistas y comunistas, y de centenares de otras minorías indeseadas. Otros, como los enfermos mentales, los alcoholistas crónicos y los portadores de males considerados hereditarios, fueron esterilizados.
El nazismo empezó su campaña contra los fumadores en 1933, apenas llegado al poder. La primera fase fue teórica y propagandística, por medio de investigaciones promovidas por el régimen y publicidades aterrorizantes, muchas de las cuales ligaban el vicio de fumar con la condición de judío. Llegó a la fase práctica en 1939, con prohibiciones parciales de fumar en lugares públicos como oficinas de gobierno, hospitales y lugares de trabajo, con el establecimiento de áreas diferenciadas en los restaurantes y la prohibición de fumar en uniforme para policías y funcionarios de la SS. En 1940 fueron establecidos vagones especiales para no fumadores en el ferrocarril. Recién el 1943 fue introducida la prohibición de fumar para los menores de 18 años, y en 1944 fue prohibido fumar en los autobuses y en el Subte. Ese mismo año la campaña empezó a declinar, la guerra iba mal, y para sostener la moral de los soldados les fueron enviadas raciones de cigarrillos y alcohólicos, en una evidente contradicción con la teoría de las virtudes combativas del ario salutista. La guerra fue perdida, y con ella el antitabaquismo militante. Ganaron los judíos, los negros, los fumadores y los demás perseguidos…

El hecho es que esta fue la primera campaña del prohibicionismo antitabaco en el mundo. Los pseudoinvestigadores nazis precedieron ampliamente a sus herederos norteamericanos de los años 50; los organizadores y promotores nazis anticiparon la casi totalidad de los temas y de los procedimientos de los prohibicionistas de las últimas décadas, incluyendo el “humo pasivo” o “de segunda mano” (Passivrauchen, término creado por el médico nazi Fritz Lickint).

(continúa)

Obra citada: Robert N. Proctor, The nazi War on Cancer, Princeton U. Press, 1999.

Comentarios:
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estimado Miguel Angel Garcia: he leido tus escritos (todos, en español e italiano). Parece que tenemos varias cosas en comun, pero una diferencia enorme, yo no fumo y estoy convencido que la gente no deberia fumar mas de 3 0 4 cigarrillos al dia como maximo. Incluso pensando asi, esto seria una exageracion desde todo punto de vista (imagina alguna otra cosa que te demande 10 minutos y que lo hagas 3 o 4 veces al dia)(se me ocurre una, y en ese caso irias al medico diciendo tener diarrea jaja)
Desde varios puntos de vista el cigarrillo hace mal, estoy terminado medicina y trabaje 9 años en un hospital y en 2 años lo seguire haciendo y he visto a mucha gente caer enferma por el cigarrillo.
Debo decirte que duda me creaste, pero no es razonable, pues mi razonamiento no concluye en ningun caso que el tabaquismo sea "bueno".
Te digo que el tabaco no es cianuro, pero tampoco agua bendita, que sos un ser humano que tiene las caracteristicas GENETICAS para NO enfermarce por el cigarrillo y que tenes un pensamiento bastante logico (aunque YO no este de acuerdo).
PERO.....me tenes que reconocer lo siguiente: sos o un adicto o un dependiente de la nocotina; refutas estudios cientificos solo por el hecho que vos no te enfermas fumando (no es muy estadistico que digamos); queres libertad para hacer lo que a uno se le venga la gana, pero no explicas como evitar el caos y las muertes PREMATURAS (en definitiva todos tratamos de llegar disfrutando al maximo antes de ella) que se produciran ante este LIBRE ALBEDRIO, ya que a los psicoticos que se creen pajaros deberiamos dejarlos que se tiren de un 5to. piso, a los napoleones que se suban a un caballo y espadeen a medio mundo, y a los que se inyectaron ketamina que te corten el cuello queriendo ellos ver salir de tu carotida "la fuerza vital".
No son falacias, son ejemplos tericos y extremos de como deberian ser las cosas si tomamos la postura anti-prohibicionista.
Mira, no se puede ser totalmente libre, si lo queremos ser, debemos estar preparados a morir de hambre, o de manera violenta, los animales son completamente libres (quedan pocos, pero antes lo era la mayoria) y asi les va, los que comen hierba esperando que un carnivoro se los coma y estos esperando que aparezca un herbiboro, de lo contrario morir de hambre. esta es la libertad mas absoluta (y cruel)(por lo menos para nosotros).
Pero los humanos no somos asi, existe la caridad, la solidaridad, la etica, la verdad, el bien comun, las conductas sociales etc.
Pero tambien existe el egoismo, la mentira, la violencia, el mal etc.
Yo voto por conocer todo, pero experimentar lo que "tire" para lo bueno, de lo contrario, si tuvieramos que experimentar personalmente cada cosa para valorarla, no nos alcanzaria 5000 vidas!.
Te mando un saludo y espero contar con tus respuestas.
Leonardo Roldan
 
Estimado Leonardo Roldán,
antes que nada pido disculpas por mi retardo en contestar, estoy en un período de mucho empeño en algunos planes personales, y no actualizé ni consulté mi blog. No volveré a ser tan descuidado.

Sí, el fumar hace mal, como muchas otras cosas. No consigo saber cuánto y como hace mal, porque las investigaciones sobre el tema que he podido consultar (creo que una buena parte) son escandalosas, carentes de seriedad científica. Parecería que tienen solo el objetivo publicitario de aterrorizar a la gente, sin mayores preocupaciones por la veracidad. Muchas se limitan a establecer correlaciones "tramposas", eligiendo a priori el tabaco como presunto culpable, y descartando siempre a priori otras variables sin duda significativas, como el puesto de trabajo, la condición habitativa y social.

El objetivo que me propuse hasta ahora es el de crear dudas sobre la base de razonamientos elementales, un poco de lógica y buen sentido. Mi esperanza es que haya científicos que recojan el mensaje, y revisen investigaciones que son la negación de la ciencia. Soy una persona honesta; si me demuestran con una investigación seria y "abierta" que el tabaco causa el cáncer de pulmón, o el infarto, o las arrugas, o la disminución de la inteligencia, o el parto prematuro estoy dispuesto a ponerlo en mi blog, en los caracteres más grandes disponibles. Siempre que no sea una correlación en una muestra incierta, demasiado pequeña o "invisible", con variables elegidas a dedo por el prejuicio del autor, o un experimento que parece una broma, como el que demostraría el daño del "humo pasivo".

Pero aunque las cosas estuvieran así seguiría oponiéndome a una política prohibicionista. Una cosa es aconsejar a las personas que fumen menos, o que dejen de fumar por el bien de su salud, y otra muy distinta es azuzar a la opinión pública contra los "viciosos" para hacer aprobar leyes prohibicionistas. Esto nunca ha resultado en la historia, y ha siempre determinado una criminalización de los comportamientos y las relaciones sociales que contribuye a crear la "sociedad del miedo", en favor de poderes autoritarios y manipuladores ocultos. Una sociedad del miedo que produce simétricamente el poder y la riqueza de las mafias. Sin disminuír para nada los comportamientos considerados riesgosos, más aún, extendiéndolos.

Aunque, como creo, el "humo pasivo" es una patraña, estoy dispuesto a reconocer los derechos de los anti-fumadores (cosa que ellos no hacen conmigo). Basta establecer que se prohiba fumar en los espacios de trabajo, creando salas recreativas en las que sea permitido fumar, y que se permita a los establecimientos de tiempo libre (restoranes, bares, salas de baile, etc.) que elijan entre el permiso de fumar, la prohibición de fumar y la creación de espacios separados. El mercado terminará equilibrando la oferta a la demanda. Por supuesto que un no fumador tendrá derecho a asistir a un local de fumadores, si tolera el humo, y un fumador a un local de antifumadores, si evita fumar. De este modo se respetarán los derechos de todos sin prohibicionismos moralistas.

Nota: nadie dedica diez minutos a solo fumar (o media hora en mi caso, que fumo en pipa). Se fuma trabajando, conversando, pensando, descansando, haciendo otra cosa.

Miguel Angel García
 
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