domingo, febrero 06, 2005

 

Cuando las ciencias duras se ablandan

Si una ciudad está llena de ratas la recurrencia de la peste bubónica es más que una probabilidad, es una certeza. Si dicha ciudad carece de cloacas, tira los desperdicios en el medio de la calle, toma el agua del mismo río en el que se descargan los excrementos y se lavan las sábanas de los enfermos el estallido de epidemias periódicas es mucho más que una predicción probabilística. Por estas razones la higiene pública es una de las raíces más nobles de la medicina moderna.


Se trata en todos los casos de identificar la causa, eliminarla, y suprimir de esta manera el inevitable efecto. Descubro que el mosquito es el vector de la malaria, elimino el mosquito y transformo una región asolada por la enfermedad en una región sana; así es como se desarrolló la región en que vivo, la baja valle del Po. Con la campaña antitabaco la medicina preventiva entró sin embargo en un terreno resbaloso, en el de la probabilidad. El mismo terreno resbaloso en el que nos movemos desde siempre los sociólogos, despreciables cultores de las ciencias blandas.





La correlación es una de las técnicas con las que se obtienen medidas de asociación entre dos series de fenómenos. Permite determinar por ejemplo que los enfermos de tuberculosis que son adecuadamente tratados sobreviven, mientras que los que no reciben ningún tratamiento mueren. Parece natural pasar de este uso de la estadística (el control de la eficacia de una cierta cura) a otro más ambicioso: identificar y remover la causa que determina la enfermedad misma. Pero la ciencia estadística, que nació en un Casino, presenta numerosas insidias.


En los fenómenos sociales las variables se presentan siempre en "enjambres", y no basta con un instrumento estadístico para reconstruir el mapa complejo de causas, efectos y retroacciones. Hace falta una investigación específica que reconstruya la calidad y la forma de las asociaciones, más allá de su valor cuantitativo. En el caso de la tuberculosis por ejemplo podemos establecer: (a) que la mayoría de las personas de piel negra en Italia son inmigrantes; (b) que la mayoría de los inmigrantes vive en condiciones miserables; (c) que estas condiciones son tales que favorecen el desarrollo de enfermedades "de la miseria", como la tuberculosis. Si se demuestra esta hipótesis la conclusión es que hay que mejorar las condiciones de vida de los inmigrantes para reducir la incidencia de la tuberculosis.





Hay sin embargo hipótesis racistas, como la pseudocientífica afirmación de que los negros tienen una particular propensión genética a la tuberculosis; si prevalece esta hipótesis se propondrán políticas de selección racista de la inmigración. Hay también hipótesis xenófobas, como la que sostiene que los inmigrantes, dado que provienen de países pobres, son portadores de enfermedades infecto-contagiosas como la tuberculosis. Esta hipótesis lleva a actuar políticas de bloqueo de la inmigración por razones "sanitarias".


¿Qué tiene que ver esto con la campaña prohibicionista del tabaco? Que se usa la estadística de la misma manera desenvuelta, impregnada de prejuicios y de ideología, una modalidad que parece caracterizar a los científicos "duros" cuando se ocupan de problemas sociales. Demostrar que dos fenómenos están relacionados no basta, si no se explora la compleja red de interrelaciones en la que esta relación se anida. Si no se hace esto se corre el riesgo de demostrar que el elevado consumo de huevos incrementa la escolaridad y causa la depresión crónica, porque los tres fenómenos están correlacionados. Lástima que sea así porque los tres derivan de un cuarto invisible, la modernización de sociedades tradicionales; sería lindo que la investigación sociológica fuera tan fácil...


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