viernes, noviembre 02, 2007

 

El ratoncito de la Help

A mitad de octubre 2007 la organización europea antitabaco Help comunicó los resultados de un estudio dirigido por Bertrand Dautzenberg, profesor de medicina en París, que consistió en la medición del nivel de monóxido de carbono en el aliento de 111.835 europeos. El estudio fue hecho haciendo soplar en un cooxímetro a los asistentes a 400 eventos publicitarios organizados por la Help en su campaña "Por una vida sin tabaco".

Descubrir que el aliento de los fumadores contiene una proporción mayor de CO que el de los no fumadores es una verdad de Lapalisse: fumar consiste precisamente en inhalar el humo producido por una combustión, y el CO es siempre uno de sus componentes.



Todos convivimos con el CO, en el trabajo, en la calle, en la iglesia, en nuestras casas. El problema es en todo caso de límite: pasado un cierto punto el CO es peligroso (como lo es el mismísimo oxígeno). El CO es un IPVS (Inmediato peligro para la vida y la salud) después de las 1500 ppm (partes por millón). Hay también un límite ambiental, que la ACGIH (Association Conference Government Industry Hygienic) define como la "concentración media ponderada en el tiempo, para una jornada normal de trabajo de 8 horas y una semana laboral de 40 horas, a la que pueden estar expuestos todos los trabajadores repetidamente día tras día sin efectos adversos". Este límite es, en el caso del CO, de 50 ppm.

Ahora bien, el estudio Help-Comet sostiene que los fumadores respiran un aire que contiene 17,5 ppm, o sea 86 veces menos que el límite IPVS, y tres veces menos que lo que la ACGIH considera que los obreros pueden respirar "repetidamente día tras día sin efectos adversos".
Seguimos en el reino de las ideas lapalissianas: si en el aliento de los fumadores hubiera un nivel de CO peligroso para la vida morirían en gran número, lo que habría ya extinguido el vicio, por razones demográficas y por espanto. Pero no sucede, lo que confirma que el nivel de CO está muy por debajo de los límites de riesgo.

El estudio elude lo que debería ser su punto central: ¿qué consecuencias tiene para la salud en el largo plazo (hemos visto que en el corto y mediano plazo las consecuencias son nulas) la inhalación de una leve cantidad de CO? Hablamos de una diferencia de 14 ppm entre el fumador y el no fumador, dando por buenos los datos del profesor Dautzenberg.

Porque el informe es parco sobre los aspectos metodológicos del estudio. ¿Cómo se hizo para diferenciar entre fumadores y no fumadores? ¿Por la simple declaración de los participantes? Se recuerde que se trata de los asistentes a reuniones anti-tabaco, y que difícilmente fuera permitido fumar en ellas. Más dudosa todavía es la división entre no fumadores puros y no fumadores afectados por el humo pasivo. En la versión inglesa del
informe no se menciona esta distinción; en cambio en la versión española se afirma que el nivel de CO era de 3,6 ppm para los no fumadores puros, contra 6 ppm de los expuestos al humo pasivo. ¿De nuevo el criterio fue la simple declaración de los consultados? Si fue así, ¿qué significa haber estado expuesto al humo de terceros? ¿Cuántas veces, cuanto tiempo, a cuanta distancia? ¿Cómo se puede convertir en una medida objetiva una opinión que contiene tan evidentes elementos subjetivos?

Los investigadores anti-tabaco siguen desilusionándonos; entre grandes ruidos y trompetas triunfales su montaña continúa a parir ratoncitos. De una ciencia al servicio de la publicidad moralista no se puede esperar mucho más, por lo visto.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?